Jesús caminaba por la orilla del lago de Galilea. Ahí estaba Simón y su hermano Andrés, echando sus redes en el mar, porque eran pescadores. Jesús los vio y les dijo: "síganme que yo los aré pescadores de hombre". Y con eso dejaron sus redes y comenzaron a seguirlo. (Mc. 1, 16 - 18)
Él mismo fue quien tomó la iniciativa invitando a aquellos que quiso. Jesús llamó a algunos de sus seguidores para que le siguieran y se convirtieran en discípulos suyos. Según los evangelios, ser discípulo consiste en "seguir a Jesús" (Mc. 1,18), "ir detrás de él" (Mc 1,20) o "estar con él". (Mc. 3,14)
Un misterio de amor entre un Dios que llama por amor y una joven
que le responde libremente y por amor.
Quieres hacer algo grande en tu vida?
Sientes que Dios espera algo más de ti?
Ser Sierva de María hoy, es tan fácil o difícil, como "ayer". Es un reto, un desafío y una propuesta que seguro te cautiva. Si conoces a Jesús de Nazaret, si lo amas y deseas seguirle:
¡Lánzate a recorrer el camino!
¡No tengas miedo!
¿Buscas dar sentido a tu vida? ¿Te importan los demás y eres sensible al dolor?
¡Entonces, tienes mucho para dar! Puedes ser Amor y Ternura de Dios para el que sufre.
¿Jesús puede contar contigo? Hoy como ayer, Él te ama, te salva y te invita a seguirlo. Él te necesita para que seas semilla de amor y esperanza en un mundo que habla mucho de solidaridad, pero que en el fondo se construye y camina egoístamente.
Te aseguro, que no es fácil conocerlo y no seguirlo; amarlo y no quedarse con ÉL.
Por eso, no temas: ¡arriésgate!
La alegría y la felicidad solo está en Dios.
El único AMOR que dura para siempre.